miércoles, 8 de julio de 2009

Seducción Un Arte

Conmover los sentidos con una caricia. Conquistar lo que se ama con los gestos simples de la cotidianeidad. Seducción, ¿un arte que se aprende?


Puedes tener en tu vida a referentes de la talla de Don Juan de Marco o Cyrano de Bergerac. Puedes aprobar todos los exámenes de cortesía y buenos modales. Pero el talento seductor no puede imitarse, se aprende a fuerza de ensayo y error, se cultiva cada día y se aplica en pequeñas dosis hasta conseguir lo que se anhela.

Seducimos desde la cuna para obtener lo que deseamos. Así lo afirma la psicóloga Alejandra Vallejo-Nájera, en su libro “Psicología de la Seducción” (Editorial Espasa) donde expresa que “Seducimos cada vez que nos comunicamos y logramos que la persona de enfrente se sienta atraída por nosotros, (…) Pero también influye cómo fueron las primeras relaciones con padres, amigos, profesores, etc.”

¿Seductor se nace o se hace?

Hay quienes sostienen que la seducción es un don, una capacidad innata de algunos privilegiados mortales y que quien no la posea de nacimiento, puede aprender con el tiempo y con la práctica algunos pocos trucos que le valdrán otros tantos logros, pero nunca alcanzará el grado de perfección de quien lleva en sus genes la llave que abre los corazones del prójimo.

Heredada o aprendida, lo cierto es que la seducción requiere algo de talento, práctica y empeño. Los tiempos han cambiado lo suficiente como para que la mujer abandone su rol pasivo de antaño y le sea permitido dar el primer paso en pos de una conquista. El hombre también ha dejado atrás su papel de “macho dominante” y se permite conectarse con lo que en realidad siente.

A continuación listaré algunos consejos, válidos para ambos sexos, que pueden ser útiles a la hora de tomar la iniciativa y lanzarse a la conquista amorosa con la decisión de un seductor nato:

La belleza tiene mil caras: muchas personas confunden seducción con belleza o atractivo físico. Si esto fuera cierto, los poco agraciados estarían condenados a la soledad. Es posible seducir desde la palabra, la inteligencia, el sentido del humor (un clásico), la cortesía, la humildad, el poder. No es obligatorio ser un adonis o una reina de belleza para tener el éxito asegurado.

Pequeños gestos infalibles: bien sabemos que la rutina atenta contra toda conquista. Escapar de lo conocido, permitirse la espontaneidad, animarse a romper con lo establecido, suelen ser formas casi seguras de seducir al otro. Un obsequio inesperado, una flor sin motivo, caminar bajo la lluvia sin apuro, son gestos que quiebran el orden conocido y abren las puertas de la imaginación.

Romanticismo: no cursilería. El romanticismo es una actitud sensible frente a la belleza de las cosas. Decía M de la Rochefoucauld “Un hombre (o mujer) razonablemente enamorado puede actuar como un loco, pero no debería ni puede actuar como un idiota”.

Ritmo: toda conquista requiere de tiempo y paciencia. Ni siquiera los más experimentados seductores consiguen de inmediato lo que se proponen. Aceptar el fluir de los acontecimientos, respetar los tiempos ajenos y dar pequeños pasos poco a poco, son estrategias de seducción que hacen que el esfuerzo invertido en la espera haga más placenteros los logros.

Escuchar, escuchar, escuchar: vivimos inmersos en un universo de sonidos y ruidos que por lo general nos impiden escucharnos a nosotros mismos, y mucho menos escuchar a los demás. Interesarse por lo que la otra persona piensa o siente, sin emitir juicios de valor, simplemente prestando oído a sus intereses, es una actitud altamente valorada y una técnica insuperable de seducción.

Aunque podríamos decir que las mencionadas son algunas estrategias que aplicadas con mesura pueden resultar prácticamente infalibles a la hora de seducir a una persona, lejos están de ser las únicas.

Existen tantos métodos de seducción como personas en el mundo y sólo la práctica puede proporcionar herramientas válidas para adentrarse en el complejo laberinto de la personalidad y los sentimientos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario